BAILAME EL AGUA
Úntame
de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.
Riégame
de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame
de quicio.
Llévame
a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme
sufrir.
Aviva
las ascuas.
Ponme
a secar como un trapo mojado.
No
desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme
un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no
sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame
de mi estigma.
Llámame
tonto.
Sacrifica
tu aureola.
Perdóname.
Olvida
todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No
me arrastres.
No
me asustes.
Vete
lejos.
Pero
no sueltes mi mano.
Empecemos
de nuevo.
Sangra
mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma
un cigarro para mí.
Traga
el humo.
Arréglalo
y que no vuelva a estropearse.
Échalo
fuera.
Crúzate
conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña
retorcido.
Sueña
feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame
la llave de tus oídos.
Toca
mis ojos abiertos.
Nota
la textura del calor.
Hasta
reventar.
Sé
yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por
cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo
te enviaré a los míos.
Píllate
los dedos.
Los
lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta
que no dejen de ser miel.
Sal,
niega todo y después vuelve.
Te
invito a un café.
Caliente
claro.
Y
sin azúcar. Sin aliento.
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